Haz una pausa larga entre frase y frase... Respira suave y profundamente por la nariz.
Estás en una reunión. La diriges. Y mientras haces lo que te recomiendo, ves como aquellos que no te atendían de pronto dejan de mirar el móvil y te dedican su atención como si no hubiera un mañana! El mensaje no lo emitimos solo cuando hablamos, sino también cuando callamos. Domina la pausa y dominarás tu discurso y tu audiencia.
Usas tu voz desde que naciste. De hecho, lo primero que hiciste al nacer, después de respirar, fue emitir el primer sonido de la vida, de tu vida. Nadie te enseño a hacerlo del mismo modo que nadie te enseñó a trepar hasta el pecho de tu madre.
Todo en el ser humano es comunicación. La mirada. El aspecto. El gesto. La respiración. La voz.
No deberíamos perder nunca la espontaneidad del niño que llevamos dentro. Lo ideal sería combinarla con la formación y la experiencia que vamos acumulando con los años. Sin embargo, en conferencias, charlas, reuniones, negociaciones o clases magistrales, escucho a personas, cuya habilidad comunicativa no se sitúa al mismo nivel del conocimiento que poseen e intentan transmitir. Conectar con el niño que gritaba al nacer nos devuelve a la frescura y la naturalidad, algo tan necesario en comunicación para seducir a quien te escucha.
¿El comunicador nace o se hace?
«Yo no puedo… yo no sé… yo no tengo buena voz… yo seré incapaz de aprender… Soy muy tímido». Lamento contradecirte pero SÍ PUEDES y no porque yo lo diga sino porque hoy sabemos que la plasticidad cerebral existe y los cambios funcionales en nuestro sistema nervioso nos hacen lograr todo cuanto nos proponemos, por inalcanzable que nos parezca.
«Cuanto más entreno, más suerte tengo». La frase la pronunció Gary Player, uno de los mejores golfistas del mundo, en respuesta a un hombre mayor que lo miraba mientras entrenaba uno de sus mejores golpes, el de sacar la bola del búnker y dejarla lo más cerca posible del agujero o incluso introducirla dentro. Mientras el golfista culminaba el golpe una y otra vez de manera magistral, el hombre le dijo: «Chico, qué suerte que tienes». Entonces, Gary Player le contestó con ironía: «¡Sí, tiene razón, cuanto más entreno, más suerte tengo!»
La neuroplasticidad solo necesita de un elemento, la repetición. Los resultados vienen solos, sin prácticamente darte cuenta. Y la mejor noticia es que hasta el último día de nuestras vidas nuestro cerebro mantendrá intacta la capacidad de regenerarse y reestructurarse. Solo necesitas darle de comer! Proporciona cada día nueva información a tu cerebro y él la transformará en aprendizaje y resultados.
¿Entonces, me lo creo?¿Puedo mejorar mi voz y mi comunicación?
Si después de leer este artículo tienes cinco minutos más, te recomiendo que leas estas reflexiones de algunos de mis alumnos de ESADE.
Desde hace años impartimos cursos a profesionales exigentes, cuya formación es constante. En 4 horas de clase, mi obsesión era conseguir que pudieran aplicar inmediatamente los contenidos del curso.
Si aún te quedan dudas sobre el margen de mejora de tu voz y comunicación, espero que estas se disipen cuando leas sus comentarios.
No pierdas oportunidades ni te permitas dejar de conseguir tus objetivos por culpa de una comunicación deficiente.
Aprende a usar tu voz, a hablar con seguridad, a controlar las emociones y adecuar tu tono a cada situación comunicativa. Desarrolla un criterio sobre tu voz y toma decisiones porque hablar, además de pensar, implica decidir.