Mañana, 25 de febrero, se cumple un año de la primera newsletter. Lo celebraremos dando respuesta a una consulta interesante que me habéis hecho llegar.
(Parece que el BenidormFest tendrá que seguir esperando su turno).
A raíz de la última carta en la que un lector explicaba que el dolor de cabeza le dificultaba el habla, Georgina ha expuesto la siguiente cuestión.
«Soy Dentista y encuentro muy interesante tu especialidad. A la consulta nos llegan niños con problemas de fonación en palabras como r la s… muchas veces relacionadas con temas dentales. Muchas veces derivamos a logopeda, pero los padres encuentran que es pesado porque requiere de muchos ejercicios y dedicación que depende de ellos y lleva años. Con la ortodoncia intentamos intervenir para mejorar las máximas condiciones para posicionar los paladares/dientes etc pero cuando son pequeños deben ser puntuales. ¿Conoces el tema? ¿Tu punto de vista? Por ejemplo, ¿cómo lo hace los profesores de canto cuando llevan aparatos? Gracias por tu sección y cómo lo explicas. Muy interesante y con ganas de adquirir tu nuevo libro de la voz.»
Georgina plantea un tema que no es nada menor y, no me refiero a la dificultad para articular la vibrante alveolar sonora [r] o la fricativa alveolar sorda [s].
La articulación correcta de los fonemas se adquiere desde el nacimiento, en el que el bebé ya está preparado para empezar a adquirir los sonidos, y puede ir más allá de los siete años, edad en la que se considera que el niño ya ha adquirido el repertorio fonológico con el que va a construir el lenguaje.
Cuando digo que no es nada menor, el tema me refiero a la intervención logopédica en alteraciones del habla y los resultados que puede dar en función del abordaje o enfoque que le demos y la implicación del niño. Suelo advertir que el logopeda solo puede hacer el 10% del trabajo. El 90% restante debe hacerlo, a la fuerza, la persona que acude a un profesional para resolver una alteración en el habla. Y la rehabilitación en niños, ciertamente puede resultar pesada para ellos.
En este sentido, la música y el canto son unas herramientas excelentes para convertir la rehabilitación en un trabajo interesante para el niño, lleno de retos musicales y vocales, y es ahí donde pondremos foco más que en el propia articulación.
Dicho fenómeno, en mi opinión, debe pasar a un segundo plano por dos razones. Por un lado, porque muchas veces el niño no vive la alteración de un sonido como un problema. Y, por otro, porque en caso de que lo viva como un problema, será muy positivo no recordárselo constantemente.
Poniendo el foco en el canto podemos llegar a los resultados que queremos por otros atajos y de forma más lúdica y atractiva para los pequeños (y para los mayores).
Os pondré un ejemplo práctico.
– Niña de 9 años con alteración en la [s].
– Había hecho rehabilitación con un logopeda durante algunos años y no quería oír hablar de ello. Parece ser que la intervención le resultaba pesada
– Con conciencia de la alteración y preocupación por este hecho.
– La rehabilitación se enfocó, por un lado, hacia el juego con elementos diversos como pelotas, gomas y ejercicios con el propio cuerpo que se acompañaban de sonidos arbitrarios propuestos por el logopeda o el niño. Y, por otro, a través del canto con canciones seleccionadas previamente para trabajar el sonido objetivo de la rehabilitación. El trabajo de la letra se hace primero hablado y después cantado.
– La grabación en audio es fundamental para el análisis posterior del niño, donde se le pide subrayar todos los sonidos que están bien articulados (no los que NO lo están). El refuerzo positivo es fundamental. El niño toma conciencia de que en muchas ocasiones ha llegado a articular correctamente.
– Posteriormente, el logopeda debe analizar cuáles pueden ser las variables articulatorias que pueden haber impedido la correcta articulación en algunos casos: ¿qué consonante, grupo consonántico o qué vocal precede o sigue la [s] en el texto de la canción que se ha trabajado? ¿Y qué nota emitía? La altura del sonido puede tener que ver porque pliegues vocales y tracto vocal interactúan y se modifican entre sí. Y fruto de este análisis, el logopeda deberá buscar nuevo material que contribuya a la consecución de los objetivos.
Una alteración en la articulación de los sonidos hoy puede ser un problema mañana. No hay que dejarla pasar porque, cuanto más mayor se es más difícil resulta corregirla. Hace años, me encontré con un caso de una persona adulta dispuesta a poner fin a una alteración en la articulación de un sonido.
Comenté el caso con otros logopedas especializados en habla y ninguno me supo decir ni un solo caso de persona adulta que haya conseguido corregir una alteración articulatoria.
Cuando el niño llega a la adolescencia, las alteraciones en la articulación de un sonido se representan en el individuo como un problema: presentaciones en clase, conversaciones con amigos, habla ininteligible que dificulta la comprensión en el interlocutor.
Las alteraciones de la articulación, así como las alteraciones de los elementos suprasegmentales del habla (velocidad, ritmo, entonación e intensidad) merece la pena ser tratadas a tiempo.
Al fin y al cabo, la voz es el sonido que nos representa. El soporte acústico de nuestro pensamiento. ¿No es importante cuidarlo así como cuidamos de nuestra salud en general? Saber expresarnos, convertir el pensamiento en palabras bien articuladas, ordenadas y expresadas con cierto orden, nos acaba empoderando en cualquier situación, personal o profesional.
El próximo viernes confío en poder dar respuesta a Luis Ángel Marco, cantante profesional que plantea una cuestión también muy interesante.
¡Esto se anima! Me encanta cuando me deja consultas. Me siento útil. ¡Gracias!
Por cierto… El pasado lunes día 20 de febrero cumplí 40 años de trayectoria y mañana lo celebraré en el escenario, con el público, unos compañeros maravillosos y haciendo una obra que amo y que ha sido el mejor regalo que me ha hecho la vida.
¡Buen fin de semana!