Al escribir la fecha de la newsletter me he dado cuenta de que estamos a sábado. ¿A alguien más le pasa que no sabe en qué día vive? Lo digo por no preocuparme más de lo necesario… A mi madre le pasa muy a menudo, pero es lógico, está jubilada y por suerte para ella no necesita estar pendiente del calendario. Los que todavía trabajamos no podemos permitirnos estos lapsus.
Hoy se ha emitido el episodio número 7 del podcast y no puedo estar más feliz de haber contado con Joan Vázquez, actor, cantante y profesor de canto graduado en Estill Voice Training System y graduado en canto por la Royal School of Music y, por encima de todo, amigo.
La voz y el género ha sido el tema que Juan ha elegido para desarrollar a lo largo de una hora de conversación y muchas risas. El caso es que hemos acabado estirando muchos hilos: cómo cuesta aceptar la propia voz, la necesidad (a menudo absurda) de etiquetar las voces y categorízalas, las asociaciones de determinados rasgos acústicos con el género masculino o femenino, entre muchas otras cuestiones, todas apasionantes.
La aceptación de la voz no es un tema menor. Estos días he estado corrigiendo las últimas pruebas de evaluación continua de mis alumnos en el Grado de Logopedia en la UOC. La última prueba consiste en desarrollar un caso clínico, lo que comporta llevar a cabo diversas grabaciones al participante, es decir, a la persona que hace de paciente.
Una de estas grabaciones radica en pedir a la persona que hable de su voz. Unos no saben qué decir, otros explican cosas muy interesantes, hay quien les da para reír y no pueden hablar con normalidad, muchos de estos participantes han pasado la Covid y he podido percibir en sus voces y respiración los estragos que la enfermedad ha realizado. Y casi todos tenían algo en común: no les gusta su voz.
En la práctica diaria me encuentro también con muchos casos similares. A casi nadie le gusta su voz o, mejor dicho, cuando se escucha en audio o vídeo, no se agrada. ¿Qué hace que un porcentaje considerable de la población no se guste cuando se escucha?
Los huesos son conductores del sonido, es decir, las vibraciones del sonido viajan por los huesos (del cráneo) y llegan directamente a la cóclea eludiendo al tímpano. He aquí que el sonido nos llegue por dos vías, la auditiva y la ósea. Es decir, escuchamos el sonido de nuestra voz intracranealmente. Este hecho provoca que la percepción que tenemos de nuestra voz difiera de cuando la escuchamos en una grabación, es decir, cuando escuchamos la realidad, lo que llega ÚNICAMENT por vía auditiva. Y, claro, cuando lo hacemos, no nos reconocemos, lo que produce ese rechazo y la no aceptación del sonido que nos representa.
Grabarse a menudo con el objetivo de escucharse para analizarse y mejorar es una práctica que hacemos a menudo los actores y cantantes. Hacerlo nos ayuda a rectificar y seguir avanzando en nuestro trabajo. Esta es una práctica que recomiendo siempre a las personas a las que entreno la voz para expresarse y comunicar de manera eficiente. Es precisamente en este colectivo (profesionales de cualquier ámbito que deben hablar en público) donde encuentro a más personas con rechazo hacia su voz.
¿Puedo cambiar mi voz? Esta pregunta me la han hecho más de una vez. No. El timbre que te caracteriza no puedes cambiarlo porque «te viene de fábrica». Ahora bien, puedes modificarlo o enriquecerlo y en consecuencia otórgale pequeños matices.
La voz es un sistema dinámico y flexible. Esto significa que se puede modificar, de lo contrario ¿Cómo lo haríamos los cantantes para interpretar géneros y estilos diversos, los cuales implican utilizar una zona determinada del rango vocal con los reajustes laríngeos o a nivel de resonadores que ello implica? ¿O cómo lo harían los actores que imitan a personajes sino cambiando momentáneamente los rasgos característicos de su timbre para convertirse en otro personaje? La estrategia es la misma tanto si hablas como si cantas: modificar el trato vocal (resonadores) y realizar los reajustes laríngeos que decía con el objetivo de recorrer el rango vocal sin dificultad ni incidentes (graves/medios/agudos).
Lograr un conocimiento rudimentario sobre el funcionamiento de la voz para aprender a trabajarla y modificarla en la dirección deseada, es todo cuanto necesitamos.
Sin embargo, el cambio debe producirse con el fin de explorar el instrumento para mejorarlo, no para cambiarlo. Tenemos la voz que tenemos. Más nos vale aceptarla y amarla.
¡Que paséis muy buena semana!
Salud y paz.