Escuchar la confesión de Celine Dion, hace algunas semanas, y percibir la pena profunda en sus ojos cuando explicaba que la rigidez y los espasmos provocados por la enfermedad neurológica que sufre le impiden cantar como habitualmente hacía, me conmovió profundamente.
Una enfermedad es una maldición para cualquier persona. Ahora bien, para un cantante o un deportista, sufrir una enfermedad que afecta de forma progresiva e irreversible a la musculatura y la motricidad, es un castigo enorme.
No conocía el Síndrome de la Persona Rígida. Estos días he buscado y leído algunos artículos para entender la afectación y el alcance. Al sufrimiento de estar diagnosticado de una enfermedad que comporta el deterioro neurológico progresivo, hay que sumarle la incertidumbre que provoca el hecho que la enfermedad pertenezca al grupo de las minoritarias, raras y de causa desconocida.
Se sabe que afecta más a mujeres que a hombres y que los síntomas pueden ser similares a los del Parkinson o la Esclerosis Múltiple, con lo cual, hasta que el diagnóstico no llega pueden pasar meses o años. Además, se desconoce su prevalencia real. Como pasa con todas las enfermedades minoritarias, se sabe poco de ellos y pràcticamente no se destinan recursos para la investigación debido a su poca prevalencia. Crueldades.
Tuve el gozo de conocer a Celine Dion el año que yo representé a España en Eurovisión. Es una mujer extraordinariamente fuerte. Deseo de corazón que su fortaleza le acompañe en este maldito viaje y que pronto podamos volver a escuchar su maravillosa voz.
Hace unos días grabé un episodio de TU VOZ TU ÉXITO donde la actriz Estel Tort explicaba su calvario después de haber sufrido una lesión y el consiguiente e inevitable parón profesional. Quienes hayan pasado por una situación similar y hagan uso profesional de la voz, cantando o hablando, se sentirán reflejados.
Aunque no es comparable a una enfermedad neurológica progresiva, sufrir una lesión vocal es un descalabro muy grande. És común entrar en un espiral de miedo del que quizá salgamos con más o menos rapidez si contamos con la información y las pautas correctas. También será fundamental no dejarnos impresionar por la adversidad que nos ha tocado vivir, cosa realmente difícil porque, cuando esto nos ocurre, sentimos que el mundo se ha parado para nosotros.
Los actores y cantantes somos atletas y debemos prepararnos (y recuperarnos de una lesión) como tales, es decir, mental y físicamente.
El cuerpo va siempre por delante. Si logramos un estado físico óptimo, mentalmente estaremos más fuertes. Y si mentalmente nos sentimos empoderados y somos capaces de ahuyentar los «fantasmas», el instrumento estará más disponible.
No es tarea fácil. Pero por lo menos no es imposible porque depende exclusivamente de nosotros y de nuestra determinación y fuerza mental.
Deseo que hayáis entrado con muy buen pie al 2023 y que cumpláis los propósitos, en caso de que hayáis formulado alguno, claro.
Yo, entre muchos otros, me he propuesto retomar el ritmo de la carta semanal.
Gracias por estar ahí y leerme.
Salud, silencio y calma.